jueves, 29 de septiembre de 2011

El territorio del artista


Foto: Navia / Rothko: S/T, 1954
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"Si un artista es un maniaco, la decantación de miles de procesos depurativos, un cedazo siempre en movimiento, la celebración de la obsesión de Rothko radicaba en su convencimiento de que, gracias a la pintura, gracias a la reiteración de un único y primitivo gesto escritural (la raya, la línea, la primera acción del sapiens como animal simbólico) podría conservar aquella experiencia, aquel fulgor quieto que, contemplado desde un tren en movimiento (qué bella paradoja), lo había salvado de lo desconocido. Aunque ello, obviamente, era sólo una ilusión, porque el territorio del artista, de cualquier artista, incluso de uno tan grande como Rothko, es siempre el fracaso. Y es que todo artista, llámese Tati o Stravinski, escriba o componga para la eternidad o malgaste la luz de sus ojos en una pobre buhardilla de Addis Abeba o en un sótano mal iluminado de Odessa, está llamado a la ruina de sus esperanzas."
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("La luz es más antigua que el amor". Ricardo Menéndez Salmón. Seix Barral, 2010)

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