jueves, 19 de abril de 2012

Mario Vargas Llosa


EL MAGAZINE (15/04/2012)
La cultura de masas es buena, cree mucha gente, porque implica una democratización del saber, que todos puedan acceder a él. Pero usted dice que no.
Fue una idea ingenua creer que la cultura podía llegar a todos de la misma manera, eso simplemente no corre, la cultura tiene grados, niveles, no puedes pedir a todos que tengan la misma dedicación y vocación. Se parte de un buen sentimiento, pero la única manera de que la cultura llegue a todos es empobreciéndola. Se impuso la idea de que la noción de élite es antidemocrática, pero no han desaparecido las élites, sino la cultura. Desaparecieron unos patrones, unos valores que permitían establecer un orden de prelación entre las obras. Al desplomarse eso, se creó una confusión en la que llegaron las picardías, y las obras de arte reconocidas eran estafas. Somos la primera civilización que ha eliminado la distinción entre precio y valor. Una obra de arte vale lo que vale su cotización en el mercado, y eso es aberrante. En el campo de la pintura, la victoria de los farsantes es total, las artes plásticas son juego y farsa y nada más, con la complicidad de críticos papanatas que confieren estatuto de artista a los que, como mucho, son ilusionistas. Hoy tenemos artistas que defecan en público, músicos que se plantan ante el piano y no tocan ni una tecla… En la literatura, todavía hay algunos patrones que permiten distinguir lo que posee un valor auténtico. Nadie cree que el mejor escritor es el que gana más dinero.
Para ver la entrevista completa, pincha aquí

jueves, 12 de abril de 2012

Max. VIII Jornadas de cómics en Castellón.


 Mi ejemplar de "Espiasueños" (Ed. La Cúpula, 2003) personalizado. ¡Vaya regalo!


 Max en acción. ¡Un monstruo!


Ahora ya soy un muerto más. Sólo para coleccionistas.

SIRAGGA CÓMICS (C/ San Félix, 43 – CASTELLÓN). Hasta el sábado 31 de marzo jamás había asistido a una sesión de firmas de dibujantes de cómics. Ese día pude comprobar su entrega y generosidad con sus seguidores. Cuando llegué no éramos más de 15 personas, allí estaban Max, M. Fontdevila, Caló y A. Robinson con sus lápices y rotuladores regalándonos auténticas joyas personalizadas ¡Una gozada!. Ya por la tarde el encuentro con Max en el salón de actos del Centro Social San Isidro fue muy interesante. Repasó su larga trayectoria de manera amena y divertida, contándonos un montón de anécdotas y curiosidades. También nos dió a conocer sus últimos proyectos. Una tarde inolvidable.