En el lecho tu cuerpo se simplifica/ Sexo líquido universo de licor/ Atando ondas que son otros cuerpos/ Enteros completos de la nuca al talón/ Racimo ya sin piel racimo central/ Racimo servil brillante de sangre/ Entre las distintas partes de tu cuerpo/ Dirigiendo la sombra ahuecando el calor/ Labio extendido en el confín del lecho/ Sin una esponja en que chupar la noche/ Y sin sueño para imitar la muerte ....
("Ya que es necesario". Paul Éluard)
Bueno el poema, buena la ilustración.
ResponderEliminarTe he robado una de tus obras, o algo así. Pásate por el blog.
ResponderEliminarUna estupenda mujer dorada, de piel dorada, de mirada dorada.....
ResponderEliminarUn abrazo
Veo que Juanjo me imita, robándote, somos todos unos ladrones que no veas