sábado, 30 de enero de 2010

Pictograma 1999 (1ª parte)

Del 22 de enero al 17 de marzo de 1999 realicé mi primera y única exposición en una galería de arte comercial, fue en Pictograma (Calle Gaibiel, 8 entonces, ahora Plaza de la Muralla Liberal, en Castellón). Para aquella ocasión conté con la ayuda de mi gran amigo Vicent Santamaría (ver la entrada Diletantismo de fecha 5 de julio de 2009) que me escribió un sabroso texto de presentación. Algunos, en aquellos días, consideraron que el texto era superior en calidad a los cuadros a los que hacía referencia, entre ellos mi propio padre. A continuación transcribo el texto* de Vicent, que en aquel momento, becado por la Generalitat de Cataluña, residía en París.
LA PINTURA DE R. CASTELLÓ
La pintura de R. Castelló, no puede ser ignorada más tiempo. Sólo necesitamos fijar nuestra ingenua mirada sobre la roja espiral que se vislumbra, amenazante y seductora, más allá de la espalda del pobre Icaro, para ser engullidos por su vértigo y penetrar así en el universo pictórico de R. Castelló. Maravilloso inventario de figuras humanas unidas entre el cielo y la tierra, entre el mar y el desierto, entre un sufrimiento real que se funde como un exvoto y un ensueño no menos real que cristaliza a la manera del amor stendhaliano. Licuefacción del dolor. Sueño mineral. Mármol multicolor de una anatomía esculpida con un trazo que no olvida la pasión por el cómic ni las estrategias del diseño gráfico. Un trazo que define un estilo propio y personal sólo perceptible en los verdaderos forjadores de la expresión plástica en pro de la cual todos los instrumentos son válidos. Válidos hasta para despojar a los ángeles de su invisibilidad. "El Ángel de la Guarda" de R. Castelló, pistola en mano, se instala, desde ahora y definitivamente, al lado del ángel bíblico de Nick Cave, entre la bondad de los ángeles berlineses de Wim Wenders y la ignominia del ángel de la venganza de Abel Ferrara.
*El texto original estaba escrito en catalán

1 comentario:

  1. Es cierto que Vicent es un buen amigo pero, literatura al margen, no equivocó ni mintió en el mensaje.

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