lunes, 30 de diciembre de 2019

El arte de desaparecer (Enrique Vila-Matas)

Hasta que llegó aquel día, el día precisamente de su jubilación, siempre le había horrorizado la idea de llegar a tener éxito en la vida. Muy a menudo se le veía andar de puntillas por el instituto o por su casa, como no queriendo molestar a nadie. Y siempre había existido en él un rechazo total del sentimiento de protagonismo...

... Era un hombre modesto, no orientado hacia sí mismo, sino hacia una búsqueda oscura, hacia una preocupación esencial cuya importancia no estaba ligada a la afirmación de su persona; se trataba de una búsqueda muy peculiar en la que estaba empeñado con obstinación y fuerza metódicas que sólo se disimulaba bajo su modestia...

... ¿Para qué exhibirme (razonaba Anatol cínicamente) y por qué dar a la imprenta mis textos si en lo que yo escribo sospecho que no hay más que una ceremonia íntima y egoísta, una especie de interminable y falsificado chisme sobre mí mismo, destinado, por tanto, a una utilización estrictamente privada?...

... - Pero es que a mí, amigo Hvulac, siempre me ha horrorizado el sentimiento de protagonismo. Yo siempre amé la discreción, el feliz anonimato, la gloria sin fama, la grandeza sin brillo, la dignidad sin sueldo, el prestigio propio. Ya de niño, el mundo de la escritura se me presentaba como precozmente apetecible y prohibido, relacionado, en cualquier caso, con una infracción, con una práctica furtiva. Y además, amigo Hvalac, en lo que yo escribo sospecho una operación de baja lujuria, una especie interminable y falsificado chisme sobre mí mismo. ¿A quién podría interesarle algo semejante?
- ¿Y dice que un chisme sobre sí mismo? ¿Acaso es usted también un funámbulo como su héroe?
- Ya me gustaría, ya. Pero yo nunca me atreví a serlo, porque es un oficio muy duro. Si caes, mereces la más convencional de las oraciones fúnebres. Y no debes esperar nada más, porque el circo es así, convencional. Y su público es descortés. Durante tus movimientos más peligrosos, cierra los ojos. ¡Cierra los ojos el público cuando tú estás rozando la muerte para deslumbrarlo! Es un oficio duro que nunca me atreví a practicar. Yo más bien he huido siempre del menor riesgo, y es por eso que tal vez nunca me decidí a publicar, a correr ese peligro infinito de una aventura literaria que presentía que podía contener no sé qué simientes de una peripecia realmente siniestra. Publicar era y es, para mí, algo así como arriesgarse a dar un paso en falso en el vacío. Si yo algún día viera publicada mi novela, ese hecho yo lo sufriría como si fuera un baldón, un sentirme desnudo y humillado como delante de una uniformada comisión médica militar...

Enrique Vila-Matas ("Suicidios ejemplares". Editorial Anagrama, 2000)



2 comentarios:

  1. Se puede encontrar información muy interesante en su blog. Espero su próxima entrada tan interesante como sus entradas anteriores. Si desea perder peso, eche un vistazo a escolapiostd.es

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  2. Está muy bueno el blog! No dejes de actualizarlo.

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