Después de finalizar bachillerato y COU en el año 1987 los integrantes de aquel fantástico grupo de estudiantes y profesores decidimos que valdría la pena encontrarse una vez al año, por Navidad, para celebrar que el azar nos hubiera reunido a todos en la misma aula. Éramos el COU G. Después de 10 años de celebraciones, el número de asistentes a las cenas anuales fue disminuyendo progresivamente hasta quedar reducido a un núcleo de irreductibles. Este año no pudieron asistir, por diferentes motivos, Ximo (el “alma mater” de las reuniones) ni las oropesinas: Mónica, Laura y Chelo. La cena en la pizzería “La Vieja Roma” y la copa, después, en “El café de Flandes” se han convertido, durante los últimos años, en una especie de ritual sagrado.
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