martes, 6 de abril de 2010

Rostros (I)

Casi desde los orígenes de la historia del arte, la representación del rostro humano parece resumir la aspiración eterna del hombre a comprenderse a sí mismo. Cualquiera que sea el modo de expresión, la época o el lugar en que el arte se manifiesta, ha intentado traducir de la manera más completa y penetrante el mundo que se esconde tras de cada rostro humano, su misterio y, a veces, su angustia... Este poder mágico que para el hombre tiene su propio rostro explica que el retrato haya nacido, en casi todas las civilizaciones, de la creencia en una vida eterna en el más allá, o del deseo de perpetuar el recuerdo de los antepasados... Pero los hombres no han cesado hasta hoy de explorar ese "espejo del alma", interpretándolo de muchísimas maneras que corresponden a la multiplicidad de concepciones sobre la belleza humana y sobre el misterio de la psicología. Es evidente que no existe un ideal único y absoluto de belleza, ni una sola forma de explorar el interior del espíritu humano reflejado en el rostro...

"El rostro humano en el Arte" Salvat Editores, S.A. 1973

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