Aunque a uno le repitan un millón de veces que el trabajo que uno desarrolla (ya sea dibujar, pintar, hacer fotos ... o lo que sea) tiene valor en sí mismo y no por comparación con el de otros, le cuesta bastante aceptarlo.
Y es que siempre ha dirigido uno su mirada hacia arriba y no hacia abajo, buscando gente de la que poder aprender para crecer y progresar.
Sin embargo, el mirar tanto hacia arriba le ha causado a uno ciertos problemas. Descubrir que hay tanta gente con talento le provoca a uno sentimientos encontrados, ya que uno disfruta enormemente del trabajo de estas personas pero a la vez le invade una sensación de impotencia y desánimo, a veces dificil de soportar, ante la certeza de que uno jamás conseguirá alcanzar ese nivel.
Esos sentimientos contradictorios son los que uno ha experimentado, una vez más, al descubrir el espectacular trabajo de dos monstruos como son Miquel Montlló y Oriol Hernández. Sus nombres aparecen en los enlaces del blog La Puerta de Tannhaüser. Blog en el que uno espera seguir rastreando y capturando el talento de los elegidos.
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